El titular de la Fundación ProYungas, Alejandro Brown, planteó una imagen potente para pensar la conservación de la biodiversidad en Tucumán: “Tenemos un arca de Noé y no la habíamos visto”. En diálogo LG Play, Brown explicó que dentro de las propias fincas productivas –particularmente las citrícolas del sur tucumano– se conservan grandes superficies de selva, donde habitan especies silvestres que sobreviven gracias a la coexistencia con las actividades humanas.
Estas áreas, que antes eran invisibles o ignoradas, aparecen ahora como reservas privadas donde la vida silvestre persiste. Las cámaras trampa instaladas por la fundación captaron imágenes impactantes de ocelotes, corzuelas, pecaríes, zorros e incluso especies más esquivas como el margay y el yaguarundí. “Son espacios silvestres metidos dentro de una matriz productiva. Ahí está la biodiversidad y ahí es donde va a persistir en el tiempo”, sostuvo.
El concepto que impulsa la fundación se llama “paisaje productivo protegido” y propone una convivencia armónica entre la producción y la conservación. Según Brown, por cada hectárea cultivada hay otra de selva preservada dentro de la misma propiedad, lo que suma tres millones de hectáreas en el norte argentino bajo esta lógica. “Eso es lo que queremos poner en valor. No es producción o naturaleza, es producción con naturaleza”, enfatizó.
La zona de las laderas del Aconquija, en el sur de la provincia, es una de las áreas donde más se aplica este modelo. Allí conviven parques nacionales, reservas naturales y explotaciones agrícolas. Para Brown, esta combinación público-privada ofrece una escala lo suficientemente grande como para garantizar la supervivencia de la biodiversidad a largo plazo.
Consultado sobre los retrocesos en políticas ambientales, como la desregulación del turismo en parques nacionales, Brown minimizó el impacto inmediato y lo enmarcó en los “ciclos políticos”. Aseguró que la presión internacional sobre las prácticas de producción obliga a mantener estándares ambientales altos y que eso, más que una ideología, es una realidad comercial.
Entre las especies que podrían volver a habitar Tucumán se encuentra el tapir, extinto hace décadas por la presión de caza y la fragmentación del hábitat. La Fundación ProYungas trabaja junto a universidades y privados para reintroducirlo. “Es un orgullo poder pensar en que el tapir vuelva a ser parte de nuestra selva”, cerró.